• El sector privado debe trabajar más en medidas de prevención.
  • Las estrategias de difusión y comunicación gubernamental en materia de protección civil no involucran la participación de los empresarios en la prevención de riesgos de desastres.

En México, contrario a lo que se pudiera pensar, el sector privado tiene un papel muy importante en la reducción del riesgo de desastre y en el proceso de construcción de ciudades más resilientes y sostenibles. Sin embargo, su participación en la planeación, programación y ejecución de acciones preventivas, dentro del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC), es casi nula y poco reconocida cuando se presenta.

Aunque el artículo 1 de la Ley General de Protección Civil (LGPC) establece que los sectores privado y social “participarán en la consecución de los objetivos de esta Ley, en los términos y condiciones que la misma establece”, los mecanismos de vinculación entre el sector público y privado, en materia de reducción del riesgo de desastre, no están consolidados, ni sus agendas institucionales coinciden para impulsar políticas públicas definidas en materia preventiva. Su vinculación es más como autoridad y sujetos obligados, que como aliados estratégicos en la búsqueda de un mismo fin.

El artículo 9 de la LGPC, en su segundo párrafo, indica que la Secretaría de Gobernación (hoy la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana), “deberá promover la interacción de la protección civil con los procesos de información, a fin de impulsar acciones a favor del aprendizaje y práctica de conductas seguras, mediante el aprovechamiento de los tiempos oficiales en los medios de comunicación electrónicos”. ¿Recuerdas alguna vez haber visto un anuncio comercial relacionado con la gestión integral del riesgo o con recomendaciones para evitar emergencias? Más allá de los esporádicos mensajes de alerta que se difunden en temporada de huracanes y del “No corro, No grito y No empujo”, no existe una política de comunicación social efectiva en materia de prevención de emergencias y desastres.

Las estrategias de difusión y comunicación gubernamental en materia de protección civil no involucran en sus mensajes la participación de los empresarios en la prevención de riesgos de desastres. Ni industriales, ni comerciales, de servicios, ni medios de comunicación son tocados con el pétalo de una participación preventiva, No se dejan involucrar en proyectos de construcción de resiliencia social y sólo cuando la tragedia ya pasó se piden caridades y donativos –Siempre deducibles de impuestos–. El lucro y la ventaja, por delante.

Hace falta esa propuesta innovadora que haga que los empresarios estimen conveniente invertir en reducción de riesgos

¿Será que existe poca visión en la administración pública, desinterés y falta de compromiso de los liderazgos políticos o deliberada autocensura gubernamental? Lo que es innegable es que el gran potencial de los medios masivos de comunicación y las redes socio digitales ha sido desaprovechado sobremanera por parte de las autoridades responsables de las políticas de reducción de riesgos de desastres en nuestro país. Hace falta esa propuesta innovadora que haga que los empresarios estimen conveniente invertir en reducción de riesgos y que, en alguna medida, represente para ellos una ganancia económica asequible y un beneficio social tangible. De otro modo, continuará el abismo entre empresarios y gobierno, por lo menos en prevención de desastres.

Si consideramos que la sociedad actual vive expuesta a un sinnúmero de riesgos y que cada ciudad construye su nivel de desarrollo sobre una gran cantidad de interacciones e interdependencias entre sus sectores productivos, el fallo, emergencia o crisis que alguno de estos sectores pueda experimentar, seguramente afectará a otros, o quizá, dependiendo de su magnitud e intensidad, al sistema en su totalidad.

A esto se le suele llamar riesgo sistémico. En tal contexto, si un proceso productivo –industrial, comercial o de servicios– no es sostenible o resiliente para sí mismo y en su entorno, corre el riesgo de detonar fallas o crisis en su ecosistema más próximo y, si se concatena con otros procesos igualmente anómalos, puede vulnerar a toda la sociedad en su conjunto. De ahí la importancia de ver la reducción de riesgos de desastre como algo comunitario, colectivo y en constante movimiento y colaboración entre los sectores de la sociedad. Esto es Protección Civil. ¡Feliz fin de semana!

 Hugo Antonio Espinosa

Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre

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