Miles de heridos, cientos de muertos y aldeas casi por completo destruidas, es el saldo de un terremoto que sacudió este lunes Afganistán.
El sismo de magnitud 6 y una profundidad de 10 kilómetros azotó el este del país este 1 de septiembre, precisó el portavoz de la Administración local, Zabihullah Mujahid.
En las provincias de Kunar y Nangarhar, se reporta la muerte de 812 personas y alrededor de 2.800 heridos, aunque estas cifras se podrían elevar, dado que continúan las labores de búsqueda y rescate de personas entre los escombros de las viviendas que colapsaron.
Ante la magnitud de la emergencia, Sharafat Zaman, portavoz del Ministerio de Salud en Kabul, solicitó ayuda internacional para afrontar la devastación causada tras el movimiento telúrico que se produjo alrededor de la medianoche, hora local.
En una entrevista a la agencia de noticias Reuters, el funcionario indicó que los rescatistas siguen luchando por llegar a zonas montañosas remotas, aisladas de la red móvil a lo largo de la frontera con Pakistán, donde las casas de adobe que salpicaban las laderas se derrumbaron durante el terremoto.
Ayuda militar e internacional
El Ministerio de Defensa informó en un comunicado que desplegó equipos militares de rescate por toda la región afectada, con 40 vuelos que transportaron a 420 heridos y muertos.
En tanto, un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Afganistán indicó que hasta el momento, ningún Gobierno extranjero ha ofrecido apoyo para las labores de rescate o socorro.
No obstante, el secretario general de la ONU, António Guterres, afirmó mediante la plataforma X que su misión en Afganistán se prepara para ayudar a las personas en las zonas devastadas por el movimiento telúrico.
Por su parte, un portavoz de su Ministerio de Asuntos Exteriores de China indicó que ese Gobierno está listo para brindar asistencia humanitaria, "según las necesidades de Afganistán y dentro de su capacidad".
Gobierno Talibán
Este es considerado como el tercer gran terremoto mortal en Afganistán desde que los talibanes tomaron el poder en 2021 tras la retirada de las fuerzas extranjeras, lo que provocó una drástica reducción de la ayuda en financiación internacional que constituía la mayor parte de las finanzas del gobierno.
Se prevé que el nuevo desastre agote aún más los recursos de la Administración talibán de la nación devastada por la guerra, que ya lidia con crisis humanitarias, al tiempo que miles de afganos encaran la expulsión forzada desde países vecinos donde se refugiaban.
Con información de: France 24
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