- En la CDMX se cumplen 16 años de la despenalización.
- El estigma asociado al aborto sigue siendo un obstáculo significativo.
Hace 16 años, la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal marcó un hito en la historia de México al aprobar la despenalización del aborto hasta la semana 12 de gestación.
Esta ley, pionera en el país, garantiza a las mujeres el derecho a interrumpir su embarazo sin enfrentar consecuencias penales durante el primer trimestre. A pesar de que el 61% de las mujeres con un embarazo no planeado opta por el aborto, un notable silencio social y la persistencia de un fuerte estigma continúan rodeando el tema.
El aborto voluntario o inducido, definido como la interrupción del embarazo antes de la viabilidad fetal, es una realidad para miles de mujeres. Sin embargo, las experiencias personales rara vez se comparten abiertamente, lo que contribuye a un ambiente de estigmatización que se arraiga en construcciones sociales y estereotipos patriarcales sobre el rol de la mujer en la procreación.
El estigma: una barrera para el ejercicio de los derechos
A pesar de los avances legislativos, el estigma asociado al aborto sigue siendo un obstáculo significativo, pues decuaerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este rechazo se manifiesta en discursos que atribuyen vida al embrión para señalar a las mujeres, y en casos extremos, a través de la intimidación y el acoso directo en las clínicas.
Para combatir este problema, es fundamental crear redes de apoyo que garanticen la seguridad y el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres.
El estigma se manifiesta de tres formas principales:
- Estigma internalizado: La mujer adopta las creencias negativas de la sociedad, lo que la lleva a sentir vergüenza y culpa por su decisión.
- Estigma percibido: La persona teme las actitudes negativas y comportamientos discriminatorios de la sociedad, aun sin haberlos experimentado.
- Estigma experimentado: La mujer enfrenta agresiones directas, discriminación y hostigamiento de otras personas.
Para mitigar los efectos de la estigmatización, se proponen círculos de reflexión donde las mujeres pueden compartir sus experiencias en un entorno seguro y empático. Estos espacios buscan transformar la percepción negativa sobre el aborto en una experiencia de vida más, fortaleciendo la lucha por un aborto legal, seguro y libre en México.